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Crear un perfume, cuestión de “nariz”

Aunque en su dia “Mademoiselle” Chanel fuera capaz de crear ella misma su famoso Nº5, que sigue figurando entre los perfumes mas conocidos, aquella época a quedado atrás.
La creación de un perfume es ahora competencia de un puñado de creadores particularmente diestros en el arte de manejar esencias: la “narices”.
No existe ningún diploma o titulo para esta profesión, que precisa ante todo amor y don para los olores, ademas de un largo aprendizaje. También ciertas renuncias, por que una “nariz” no fuma y se proteje de todo aquello que pudiera entorpecer su talento. Y es que los escasos expertos se cuentan con los dedos de las manos deben ser capaces de distinguir una gama de varios miles de olores, que ademas han de saber combinar.

En efecto, para crear un perfume, es preciso mezclar varias decenas de esencias, y elegir lo que los especialistas llaman las “notas iniciales” el aroma que se percibe inmediatamente, las de “corazón”, que determinan el carácter del perfume, y “las notas de fondo” que permanecen y fijan el conjunto.
De la combinación de notas afrutadas o verdes, amaderadas, florales o animales, nacerá el perfume. Algunos de estos especialistas, como Jean Paul Guerlain, creador de Samsara, están vinculados a una casa, y otros trabajan para una marca como Jaquis Cavalier o Jean Guichard.

Distinguir todos los componentes olfativos no es suficiente para crear un perfume que se hará famoso. Hay que poseer además una sensibilidad acorde con la época, como ocurrió con Shalimar de Guerlain, creado en 1925 o más recientemente Opium (1977 ) de Yves Saint Laurent y Poisson (1985) de Dior. En la actualidad los perfumes son mas sorprendentes, como Eau d Issey de Miyake, con notas marinas acentuadas.
O más discretos y orientados a un grupo de edad más joven, como Eden de Cacharel. En la mayoría de los casos, como
ocurre en la moda o en la creación artística, el éxito surge de un encuentro entre el público y una sensibilidad. Para lograrlo el perfume ha de corresponder también con la firma que lo lanza al mercado y adecuarse a su imagen de lujo, juventud, sensualidad, misterio, originalidad, etc. Entre el perfume, el frasco y la imagen que comunica, debe existir una perfecta coherencia.

Chanel Nº5 y la sombra de Marilyn

¿Que mejor promoción podría esperar un perfumista para su producto que la de una actriz como Marilyn Monroe, que presumía de ponerse a modo de pijama únicamente una gotas de Chanel Nº5? Chanel tuvo esa suerte y su perfume, cuya creación se remonta a 1921 sigue siendo décadas más tarde el producto estrella de la marca, bautizado así por la “mademoiselle” Chanel, por que el frasco seleccionado para contener el perfume era el quinto que se le presentaba. Este precioso elixir sigue ocupando el primer puesto de ventas y su sorprendente cuota de mercado se acerca al 5% mundial.

Y aun más: el incremento de las ventas de este perfume sigue siendo superior al 18%. Una auténtica renta para la casa madre, que tradicionalmente se sirve de actrices (e incluso actores) de fama mundial para la promoción de su producto fetiche. Desde Catherine Deneuve hasta Brad Pitt, pasando por Carole Bouquet, Nicole Kidman o Audrey Tatou han representado a lo largo de los años a este mítico perfume.

Grasse, capital del perfume.

Grasse es una pequeña localidad situada en la Costa Azul, a la altura de Cannes tierra adentro.
El especial microclima de Grasse y de sus aldeas vecinas del Pays de Grasse también la hicieron propicia para el cultivo de las más delicadas flores: en 1900, las terrazas que rodean la ciudad ya contaban con más de 800 hectáreas de jazmín, 700 hectáreas de rosales y 65 hectáreas de nardos, además de numerosos campos dedicados a los naranjos, a la verbena, a las violetas o a la menta.
El jazmín es una de las flores más típicas de Grasse y fue introducida en Europa en el siglo XVII procedente de la India. En la actualidad se recogen de 2 a 3 kilos de jazmines todos los días (1 kilo equivale a 8000 flores), que pasan a ser tratadas industrialmente para obtener una esencia. Existen diferentes eventos en torno a las flores: la Fiesta del Jazmín, el primer fin de semana de agosto es quizás la más importante de todas.
En esta fiesta, la ciudad de Grasse se inunda de flores durante tres días. Esta fiesta se celebra desde hace 64 años en honor al jazmín, una flor que encontramos por todas partes en Grasse y que ya forma parte de su patrimonio. Uno de los eventos más conocidos es la batalla de flores, en la que la gente es rociada con agua de jazmín y agasajada con ramos de flores. Además, en los jardines de la Princesse Pauline (hermana de Napoleón I) tiene lugar una comida provenzal. Y las calles, plazas y jardines de la ciudad se llenan con la música de grupos provenzales y charangas.

Futuro

Si el perfume del siglo XX se ha enriquecido con los avances de la química en los olores, el del siglo XXI deberá resistir las modas, la facilidad e incorporar tecnologías revolucionarias; todo esto sin perder de vista que procede de unos principios artísticos, y siempre acompañado de la moda.

El futuro del perfume vendrá condicionado tanto por las nuevas tendencias artísticas como por la nueva sensibilidad social frente a fenómenos que pueden ser tan variopintos como la globalización, los problemas medioambietales, los nuevos valores, etc. Cada uno de estos retos es asumido por los perfumeros para ofrecer una respuesta creativa.

Por ejemplo, la tendencia hacia fragancias super personalizadas frente a una masificación y democratización de la moda, que se encuentran disponibles en muy pocos puntos de venta y que apuestan por creaciones con ingredientes ultra-sofisticados. En este sentido, el gusto por la diferenciación se hace patente en muchos lanzamientos. Las marcas buscan competir con promociones exclusivas y crean perfumes o líneas en edición limitada o distribuidas en muy pocos establecimientos.

O ingredientes de fuerte carácter oriental como el incienso y las especias que también marcan las creaciones de perfume, indicando de donde vienen las nuevas corrientes económicas mundiales.

O el cuidado del medio ambiente y los productos ecofriendly, así como las certificaciones Bio, Eco, etc., que son más que una moda y dibujan un escenario con métodos de extracción respetuosos y certificaciones de buenas prácticas para toda la industria, mientras el mundo de los envases se diversifica y enriquece con nuevos diseños y distintos materiales.

Lo único que puede afirmarse con absoluta seguridad es que la humanidad seguirá perfumándose con el mismo empeño con que comenzó a hacerlo hace más de 8.000 años.