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La relación entre el universo, el mundo vegetal y el hombre

En la Antigüedad se creía que el universo estaba regido por siete funciones primarias que abarcaban todos los niveles de la existencia, desde el macrocosmos de la naturaleza al microcosmos del hombre.

Estas fuerzas que rigen la existencia fueron representadas en la tradición cultural grecolatina por los dioses del Olimpo, que con sus historias mitológicas dan a conocer las vías a través de las cuales estas leyes actúan en el mundo.

De la misma forma, los siete planetas principales que forman parte del sistema solar toman el mismo nombre y el mismo tipo de cualidades y energías que los dioses que representan.

El hombre forma parte de la creación. Es posible encontrar la analogía entre los planetas y el microcosmos del hombre y en la naturaleza, y agruparlas bajo un mismo símbolo,razonando por analogía, buscando las similitudes, la identidad oculta entre pianos distintos originada por el mismo tipo de fuerzas que poseen formas distintas, más allá de las apariencias.

Paracelso, asombroso medico del año 1500, desarrolló este fundamental concepto hermético, según el cual el hombre es reflejo y fiel imagen del universo: «El hombre es un mundo que contiene el cielo y la tierra, el aire y el agua y todos los  distintos principios que constituyen el reino mineral, el vegetal y el animal, y el más alto influye sobre el más bajo».

En el mundo vegetal la dependencia de la función planetaria, el tipo de fuerza que da vigor y forma a la planta, era denominada signatura rerum por los alquimistas medievales, la impronta o marca. En la Antigüedad buscaban en los signos externos de la planta (el color, la forma, el olor, etc.) la forma de extraer la energía plasmadora, es decir, la energía encerrada en aquella planta y, de ahí, deducían el uso curativo de la propia planta.

Por ejemplo, la eufrasia es una graciosa planta cuyas flores recuerdan la forma de un ojo. Se dice que fue el propio Paracelso quien comprendió este mensaje y, en la tradición popular, es una planta que se utiliza para curar las enfermedades oculares. En la actualidad, la investigación herborístico-farmacéutica ha determinado sus propiedades oftalmológicas para la curación de conjuntivitis, blefaritis, etc.

Otro ejemplo de marca, no debido a la forma sino al «comportamiento» de la planta, lo encontramos en la aristoloquia. Los insectos penetran en la corola de las flores y son atrapados por una barrera de pelos que les impide escapar.
Cuando los pelos se secan el insecto puede salir. Es una trampa que utilizan las flores para hacerse fecundar. Nuestros antepasados al observar esto pensaron en utilizar la aristoloquia para acelerar el parto. La investigación ha descubierto que esta planta contiene una sustancia capaz de influir en la musculatura del útero.

Estos ejemplos, extremadamente simples (en realidad la marca de la planta va mas allá de la forma y se encuentra en lo mas ultimo de la propia planta), muestran que, ademas de la ley de causa-efecto, existe otra forma de leer la realidad y de interpretar los acontecimientos mediante el uso de la analogía, de las similitudes, buscando el hilo conductor y común, y los nexos que relacionan cosas distintas en apariencia.
Las cosas que vemos no son los principios activos, sino sólo el corpus que los contiene; las formas visibles solo son expresiones externas de los principios invisibles. Las formas son el vehículo de los poderes. Lo que cura no sólo son los principios activos, sino la vibración energética que absorbemos a través de la planta, resintonizándonos con su frecuencia, y contactando con ese tipo de energía de la cual la propia planta es portadora. La planta es un ser que evoluciona a partir de una semilla, pasando por los procesos de crecimiento y de desarrollo de las hojas y de la flor, hasta la producción de la esencia, su componente más inmaterial y cercano a la luz.


Según la tradición, cada planta posee la fuerza de uno o varios planetas. Es posible asociar las distintas funciones del cuerpo con las energías simbolizadas por los siete planetas. Funciones y partes del cuerpo gobernadas por un determinado planeta podrán curarse con plantas que «poseen» el mismo tipo de energía, que «atraen» los elementos correspondientes en el cuerpo humano.
El significado simbólico de los planetas se extrae del mundo de los mitos, que tienen un valor universal para el hombre y representan las leyes profundas que regulan la existencia y la experiencia humana. «No existe un solo poder invisible en el cielo que no encuentre su principio equivalente en el mismo cielo del hombre; lo que está arriba actúa sobre lo que esta
debajo, y esto reacciona primero.» (Paracelso.)

En los siguientes artículos trataremos la relación de cada uno de los planetas con un determinado tipo de esencias.