Llámenos ahora: 34 917958692

Los aceites esenciales están muy relacionados con el sentido del olfato, hasta el punto de que la aromaterapia es una forma reconocida de terapia, ya que actúa sobre nuestro sentido del olfato y mediante la absorción al torrente sanguíneo.

La volatilidad de las esencias

La volatilidad es la velocidad con la que se evaporan las esencias una vez expuestas al aire. Las esencias tienen distintos indices de evaporación. Algunas son muy ligeras y volátiles (por ejemplo, el eucalipto y la naranja), otras son mas pesadas y mas lentas (pachulí y sándalo). Los expertos en composición de perfumes han establecido una clasificación de las esencias dependiendo de la velocidad de dispersión en el aire. Esta escala de evaporación comprende tres clases: clase superior, formada por los aceites mas ligeros, es decir, que se evaporan más deprisa (índice superior); clase media (índice medio), y clase inferior, formada por esencias que se evaporan con mas lentitud (indice básico).

Los aromas de la clase superior son los que se aprecian con mayor evidencia al oler un perfume, mientras que los de la clase inferior se usan como fijadores, para retener a los mas volátiles y hacer durar el perfume durante mas tiempo.

Al aplicar estos conocimientos a la aromaterapia, se ha observado que existe una relación entre la velocidad de evaporación y el efecto que las esencias tienen en la mente y en el cuerpo: las esencias superiores, que se evaporan con rapidez, actúan más deprisa y en general estimulan la mente (por ejemplo, el romero o la salvia); en cambio, los aceites inferiores, que se volatilizan con mayor lentitud, son fundamentalmente sedantes y relajantes. La mayoría de las maderas y resinas forman parte de este último grupo y son muy eficaces en los estados crónicos.
Los aceites de índice medio, que poseen una velocidad de evaporación intermedia, están sobre todo relacionados con las funciones de los distintos órganos y con el metabolismo (lavanda, menta, cardamomo, pimienta, albahaca e hisopo).

Las esencias y el olfato

Las esencias entran en relación con el hombre a través de dos vías peculiares, lo que las distingue de forma específica del resto de sustancias curativas procedentes del mundo vegetal. Se trata del sistema olfativo y de la piel.
A través de estas dos vías las esencias penetran en el organismo e influyen tanto en la mente como en el cuerpo.
Se cree que a través del olfato estas ejercen su acción sobre todo gracias al sistema nervioso y por ello tienen una acción en el ánimo, en las funciones psíquicas como la memoria, en la capacidad de aprendizaje, y en el sistema neurovegetativo. Todo ello se traduce en una influencia en las funciones psicosomáticas entre estados mentales y salud de los órganos. En cambio, parece que a través de la piel ejercen principalmente una acción en las células y en los tejidos. Pero eso lo trataremos en otro artículo.

Los aceites esenciales utilizan la actividad sensorial del olfato como vía de acceso. La sustancia aromática se funde en la atmósfera que nos rodea mediante un proceso de expansión que es recibido por la persona con un gesto de interiorización y de recogimiento, de forma que las sutiles cualidades de la sustancia se transmiten a quien las percibe. La percepción olfativa es algo extremadamente sutil y esta relacionada íntimamente con los estados psíquicos. La acción del aceite esencial puede ser entendida, en este caso, como una vibración energética que actúa mas allá del plano físico.

Es interesante apuntar que el progresivo aumento de la contaminación ambiental ha conducido a la disminución de las capacidades olfativas y, por lo tanto, de la capacidad de reconocer los olores (anosmia). Con el aumento de los estímulos visuales y acústicos (televisión y contaminación acústica), el hombre esta perdiendo la capacidad de percibir los estímulos sensoriales, mientras que sus sentidos se endurecen y son cada vez menos sutiles.

La aromaterapia, puesto que requiere el sentido del olfato, tan antiguo y fino, puede ser una buena ocasión para superar el materialismo y reconciliarse con el terreno espiritual. Para percibir los olores es necesario que el aire inhalado que contienen las moléculas volátiles —la parte mas material, la esencia de una cosa— alcance la parte superior de las fosas nasales donde se encuentran las fibras nerviosas de las neuronas olfativas. Estas células nerviosas, una vez alcanzadas por las moléculas olorosas, transforman la energía química en impulsos eléctricos que estimulan los centres olfativos de los bulbos —situados en el cerebro, en la parte delantera, aproximadamente a la altura de los ojos-—. De ahí, el mensaje olfativo viaja hacia otras regiones del cerebro, donde se elaboran los datos adquiridos y tienen lugar las reacciones emotivas. En particular, el nervio olfativo se une con áreas filogenéticamente antiguas del cerebro (el sistema límbico) relacionadas con el estado de ánimo, la sexualidad, la agresividad, la alimentación y la reproducción.

A diferencia del resto de sentidos, los estímulos olfativos son los únicos que llegan directamente a la corteza cerebral, sin pasar por el filtro del tálamo (centro receptor) para sufrir un análisis preliminar. Esto explica por que un olor o un perfume puede evocar de forma instantánea recuerdos extremadamente vivos de experiencias que tal vez pueden ser muy lejanas. Mas que un recuerdo, en este caso se trata de revivir prácticamente una experiencia pasada, que reaparece de forma manifiesta, salvando las distancias espacio-temporales, con la misma intensidad afectiva de entonces, incluso, si en apariencia, se trata de una experiencia olvidada y sepultada en el pasado.

El recuerdo desencadenado por un olor es mucho mas intenso que el evocado por una imagen o un sonido. La percepción de un olor contiene en si misma toda la energía de una realidad existencial. En la acupuntura china, la nariz esta recorrida en su superficie por el canal energético principal de la vida mental y emotiva. Para la medicina ayurvédica hindú es la puerta del cerebro y de la consciencia, y esta relacionada, en su función sensorial, con la acción de la excreción intestinal y con el ano. Por eso, según esta filosofía médica, una persona que sufra de estreñimiento y de colon impure tendrá obturado el sentido del olfato. Para purificar los canales energéticos de la nariz, aconsejan masajes con aceite y lavados con agua y sal de las fosas nasales.

Para agudizar el olfato es útil oler albahaca, en forma de planta, si es posible, o de esencia. En la escala evolutiva, el aparato olfativo representa el órgano sensorial mas antiguo. En muchas especies animales tiene una importancia fundamental en la búsqueda de alimento y en el apareamiento.

En el hombre aún existe una estrecha relación entre los estímulos olfativos y la sexualidad: un perfume o el olor emitido por un cuerpo puede inducir atracción o repulsión. Se ha demostrado que los olores son capaces de modular la respuesta hormonal. La atracción instintiva que se percibe hacia una determinada persona parece estar provocada también por mensajes que recorren el canal olfativo, en particular, por las feromonas (sustancias segregadas por ciertas glándulas sudoríparas, presentes en las especies animales, donde desarrollan una importante función de reclamo sexual). En el hombre este instinto representa los vestigios de su pasado, pero la producción de estas feromonas, incluso si no es apreciable de forma consciente, continúa transmitiendo mensajes descodificables por nuestra mente de manera inconsciente, que influyen de forma significativa en las relaciones humanas.

Los aromas y los perfumes forman ya parte de la historia del hombre, que ha sacado provecho de su magia persuasiva y evocatoria, saltando de lo sagrado a lo profano, desde los incensarios ardiendo ante los altares de los dioses, que ayudaban al alma a elevarse hacia el cielo, hasta la búsqueda de composiciones aromáticas para aumentar la fascinación y la atracción sexual.
Podemos afirmar, por lo tanto, que el olfato esta relacionado al mismo tiempo con el cuerpo físico y con el espiritual. El olfato esta vinculado a su vez con el instinto y con el inconsciente, se encuentra en una dimensión sutil de la existencia. Tiene el poder de evocar el pasado, de la misma forma que puede despertar energías creativas profundas y volver a aportar el contacto con las fuerzas que animan la imaginación. Siguiendo esta «estela olorosa», los perfumes de las esencias, rebosan de una potencia intrínseca y de valores simbólicos y energéticos, que pueden ayudar al hombre a encontrarse consigo mismo y a abrirse a nuevas posibilidades expresivas.