Llámenos ahora: 34 917958692

La aromaterapia es la curación de las enfermedades y el desarrollo del potencial humano mediante la utilización de los aceites esenciales, extraídos de forma que permita conservar sus características y propiedades.

Desde hace milenios, las esencias han sido aprovechadas por sus propiedades antisépticas, desde el momento en que contrarrestan el desarrollo de los gérmenes y los matan. Su poder antiséptico es general incluso con composiciones químicas muy distintas, y se manifiesta tanto en presencia de sus vapores, como por contacto directo, aunque de forma muy diluida. Las esencias que tienen más poder bactericida en estado de vapor son en orden decreciente: limón, tomillo, naranja, bergamota, enebro, clavo, citronela, lavanda, menta, romero, sándalo y eucalipto.

Por contacto directo el orden es ligeramente distinto: tomillo, limón, enebro, menta, naranja, citronela, lavanda, romero, bergamota, eucalipto y sándalo .

De estos resultados se deduce que es muy útil la práctica de la nebulización (aerosol) en las habitaciones de enfermos y en los lugares públicos (residencias, hospitales o escuelas) como acción terapéutica y preventiva. En la Antigüedad, sin conocer los datos experimentales, utilizaban los vapores de las esencias para combatir las epidemias.

De forma análoga, en los países cálidos, donde existe un riesgo elevado de infecciones intestinales, la cocina típica incluye gran variedad de especias como la canela, el comino, el clavo o el tomillo. El poder antiséptico de las esencias resulta de gran valor porque también se asocia a una inocuidad respecto a los tejidos sanos.

Además, las esencias están dotadas de capacidad antitóxica, es decir, de inhibición de los productos que deterioran las celulas: en llagas infectadas estas se unen a las toxinas y las inhiben, no para cubrir el olor desagradable, sino para impedir los procesos de descomposición. No es una casualidad que las esencias se usaran en la Antigüedad para los procesos de embalsamamiento de los cuerpos.

Se ha comprobado además que el poder antiséptico de las especias no disminuye con el tiempo. El cuerpo no se «acostumbra» a las especias, sino que estas cada vez actúan con más eficacia puesto que refuerzan las defensas orgánicas. Las propiedades antisépticas de las esencias se completan con su poder cicatrizante puesto que estimulan la regeneración celular.

Las soluciones acuosas de aceites esenciales, sobre todo de la familia de las labiadas (lavanda, salvia, romero y tomillo), facilitan los procesos de reparación de los tejidos, además estimulan la cicatrización de llagas y úlceras cutáneas, y previenen la infección bacteriana.

Las propiedades antiparasitarias (tomillo, geranio y laurel) se manifiestan en la practica de forma muy útil: ahuyentan los insectos, polillas y mosquitos. También son evidentes en el tratamiento de la pediculosis y la sarna.

En las esencias pueden encontrarse propiedades antitóxicas y antivenenosas que contribuyen a neutralizar el veneno de abejas, avispas y arañas (por ejemplo, la lavanda y el geranio ). Los cazadores solían frotar el hocico de los perros con lavanda en el lugar de la mordedura de la víbora para inhibir el veneno.

Muchas esencias poseen capacidades antirreumáticas y antineurálgicas (por ejemplo, el romero y la manzanilla), útiles en el tratamiento de afecciones dolorosas articulares (artrosis, gota…). Estas actúan incluso si se aplican de forma local, mediante emplastes o masajes, gracias a su gran capacidad de propagación de la piel a los tejidos profundos.

La mayoría de las esencias (por ejemplo, el pino, el geranio , la albahaca, la ajedrea y el romero) es estimulante y tonificante para las glándulas endocrinas y la corteza suprarrenal, responsable de la capacidad de resistencia al estrés.

Muchas de ellas tienen propiedades estimulantes del aparato genital y de la sexualidad (por ejemplo, el jazmín, el azahar y el pachuli).

Asimismo, muchas esencias (por ejemplo, la lavanda, la mejorana, la verbena y la melisa) poseen una actividad antiespasmódica, que permite tratar trastornos de espasmos viscerales como cólicos, colon irritable, hipo y tendencia a los cólicos hepáticos o renales.

Algunas esencias (como la salvia, el ciprés, la verbena o el hinojo) tienen propiedades hormonales

y ejercen una acción reguladora en las glándulas endocrinas. La esencia del ciprés actúa sobre los ovarios, y el pino y la albahaca en la corteza suprarrenal.

Iremos tratando  en este blog cada uno de los efectos concretos de los aceites esenciales, puesto que cada uno tiene aplicaciones específicas.