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La aromaterapia se viene utilizando como tratamiento desde hace más de 5.000 años.

Ya en la prehistoria, los primeros habitantes del planeta quemaban madera y hojas para halagar a los dioses con los aromas más exquisitos. Hace 5.000 años, en China e India se desarrollaron técnicas para la prevención y curación con plantas aromáticas hasta que se incluyó su uso cotidiano para cuidados de la salud y la belleza, así como para obtener bienestar y serenidad. Y los egipcios dieron una atención excepcional a los aceites esenciales, utilizándolos en su vida diaria para efectos curativos, cosméticos y en la preparación de los cuerpos inertes para su preservación en el viaje a la eternidad.

Fue el químico francés René Maurice Gattefosse, conocido como el padre de la aromaterapia, quien usó este término por primera vez a principios del siglo XX instaurando la escuela francesa, que creía en la utilización oral de los aceites esenciales.
Y en los años setenta nació la escuela inglesa de aromaterapia, muy ligada a la medicina de la mano de terapeutas que aplicaban los aceites esenciales en masaje e inhalaciones. Su precursor, Robert Tisserand, recomendaba sólo el uso externo (inhalación o masaje)  de los aceites esenciales.
Pero en realidad la escuela española es la más antigua de todas. Nacida en los siglos IX, X y XI en la España hispano-árabe, donde convivían árabes, judíos y cristianos, implantó las raíces del arte de la perfumería y la cosmética de Europa
en España y no en Francia como creen muchos.
Y gracias a ella, aquí vinieron a estudiar y aprender muchos de los maestros de la alquimia de toda Europa, que entraban por el camino de Santiago. Desde hace unos veinte años la aromaterapia tal como la conocemos hoy se ha ido implantando
en España, tanto debido al uso de aceites esenciales a nivel profesional (terapéutico) como a la divulgación de los múltiples usos de la aromaterapia en casa.
Dado el amplio abanico de beneficios que procura el uso regular de los aceites esenciales, existe una gran diversidad de profesionales que trabajan con ellos a diferentes niveles. Se aplica en los centros de estética y spas de todo tipo (urban spas, resort spas . . .) que se benefician de las múltiples propiedades de la aromaterapia para el cuidado de la piel y el cuerpo partiendo de la base de que los aceites esenciales tienen unos resultados extraordinarios en casi todos los tratamientos cosméticos, ya sean faciales (acné, cuperosis, dermatitis, manchas cutáneas, rejuvenecimiento, hidratación) o corporales (reductor, anticelulítico, antiestrés, reafi rmante). Y a  nivel terapéutico, un gran número de profesionales de centros de
terapias naturales complementan sus técnicas de masaje u otras técnicas especializadas con el uso de los aceites esenciales para aumentar la eficacia y profundidad del tratamiento.

Los trabajos reequilibradores de determinados órganos del cuerpo acompañados de una dieta y ejercicio físico adecuados tendrán como resultado una mejora de la salud, más energía y vitalidad y un sentimiento de profunda regeneración y rejuvenecimiento que llamamos belleza exterior.